lunes, 31 de diciembre de 2018

feliz año 2019

¡Feliz Navidad!

¡Feliz Año Nuevo que empieza hoy!

No quiero esperar a que el reloj del Carrillón
dé la última de las doce campanadas
para alzar mi copa y brindar contigo.

Brindo contigo ahora en esta hora,
en este instante presente, con cava de Eternidad
que nunca jamás se acaba.

Y si por casualidad se acaba
porque se vuelca la copa
si alguien sin querer te empuja

o si por azar se cae y se rompe
y se estrella contra el suelo
yo buscaré mi consuelo

y mi estrella fugaz brillante
en el cielo o en la fuente borboteante
del manantial de tu boca,

arroyo zigzagueante
que brota junto a la roca
donde se rinden amantes

tu sonrisa de enamorar
y mi abanico de besos
surtidos para el catar,

un ramito de violetas
y una rama de azahar
y un ramillete de deseos

para el amor y el amar,
y en una tabla de quesos
mi beso y mi gran abrazo

si gustas de degustar,
entre otros de tantos otros,
de corazón, uno más.

sábado, 8 de diciembre de 2018

No es una franquicia


No es una franquicia
ni una concesión
de una marca principal.

He abierto tienda nueva
en la zona peatonal,
donde se goza del ocio:

Espero marche el negocio;
existe mucha demanda
y hay necesidad extrema.

"Caretas y disfraces."
"Antifaces de carnaval."
"Máscaras de todo tipo."

Para el viejo y el chaval.
Para la madre y la hija.
Para el policía municipal.

Para el mozo y su compadre
que vuelven de la taberna
por la Senda del Laurel

guardando las formas mal,
escribiendo en el papel
el renglón torcido de Dios. 

Para el padre y para el hijo.
Para el amo del cortijo.
Para el peón y el caporal.

Para la amiga del alma.
Para el que vende su alma
y el que la compra o alquila.

Para el que miente.
Para el que tiene y quiere más
porque lo que tiene
le parece insuficiente.

Para el que capa la verdad
y nos la deja inservible.
Para el último testigo
que levanta falso testimonio.

Para ese que se dice amigo
y es falso como demonio.

Para el que quiere adornarse
con halos de santidad
y blanquear su virtud,
para curarse en salud,
con una capa de cal.
...
Vislumbro en el horizonte
una empresa interesante
y un futuro apasionante
en el mundo dominante.

Esperaré a que termines
de leerme y escucharme
para pulsar el botón
que activará el detonante.

La apertura es inminente.

Con mi arte y con mi oficio
y tu fondo de tunante
bajo esa pinta de santo,
obtendremos, Dios mediante,
los más pingües beneficios.

A ver que vestido de estos
sienta a tu cuerpo mejor:

Entra aquí, en el probador,
que quiero vértelo puesto.

Probarlo no cuesta un céntimo
y consta libre de impuestos.

Empieza con el de Honesto.
¡Se te ve tan elegante!
Te sienta mejor que un guante; 

pareces todo un Señor.
¿Que no te parece justo
engañar al personal?

Probemos con el de Justo,
que en verdad
hace justicia a su nombre.

No se te ve nada mal.
¡Le falta autenticidad!
Entonces...

Probemos con el de Auténtico.

Puede que haya algún otro
de calidad y prestancia superior
mas no tengo en este momento;
a la vista está que no dispongo
en el fondo de mi armario.

No es vestimenta de a diario.

Ofrecemos tallas grandes
solo para quienes dan la talla
y puedan mirar sin asombro
por encima de su hombro
más allá del bien y del mal:

Santo y Cabal. Generoso.
Cordial.
Servicial y Espiritual.
Profesor
que profesa religión.

Confesor
que confiesa que ha vivido
y que te te hace confesar
tus pecados no sentidos
como tal
o tu instinto criminal
en los bajos del cuartel, 
ante presión y amenaza
bajo el foco,
de otra vuelta de manubrio 
en la rodaja del potro.

Todos ellos y algún otro
que no te muestro
por no cansar ni agobiar
son solo un pequeño ejemplo,
un simple botón de muestra
de lo que en el taller se corta
y de lo que teje el telar.

(Punto aparte es,
pues éste no es el lugar,
lo que se cuece en la cocina
en las cazuelas del chef
y por lenguas viperinas.)

Hacemos trajes y disfraces
por encargo y a medida.

Tú nos dices lo que quieres
y a quien quieres engañar
y el motivo del engaño
y nosotros aportamos
nuestra ciencia y el tamaño
y te hacemos un apaño
con los restos que te sobran
del ajuar.

Avalan nuestro quehacer,
pundonor y calidad,
clientes que fueron nuestros
a lo largo y a lo ancho
de centurias de la Historia
de esta nuestra Humanidad:

La Máscara de Hierro.
El Guerrero del Antifaz.
El Rostro Impenetrable.

Buscadles y preguntadles
qué tal les fue.
No hacemos publicidad;
nos basta con el boca a boca.
...

También fabricamos en serie
disfraces de Bueno, baratos,
para el débil, el pequeño 
y el mas bajo,
el que nunca da la talla,
el que a menudo más falla.

Siempre es bueno y conveniente
tener alguno dispuesto
y colgado en el perchero,
bien pulido y bien planchado, 
si es factible, sin remiendos,
para los malos momentos, 
cuando la defensa sucumbe
rendida por el cansancio.

Tanta vergüenza me da
ser sincero
que prefiero refugiarme
en mi disfraz de Caballero.

Tengo uno especial para ti,
que gozas en el sufrir:
De Quejica Lastimero.

Te va como anillo al dedo.
Indignado,
tan circunspecto y callado:
para ti tengo un sayón
con un letrero bordado:

"Mi bella indignación
me reconforta"
..

Y ahora me pregunto yo:
Si todo lo pongo en venta
¿que quedará para mí en el ropero?

No se puede andar desnudo
por la vida a menos que
me adoptes como mascota.

Si te decides y lo haces
prometo ser cariñoso, atento,
zalamero y obediente
y adaptarme a tu silencios,
tus pausas y soledades.

Sólo te pido a cambio
que al declinar de la tarde
me saques un rato al parque
y me desates el lazo
que me sujeta a tu brazo,
que yo buscaré el alcorque
en que el arcornoque medra,
donde aflojar mi apretura
y hacer mis necesidades
con la oportuna premura.




Corazón partío y loco





Yo tenía el corazón partío; ya no.
¡Paz en la tierra y en el corazón de los hombres de buena voluntad!
Han hecho las paces mis dos amigos; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces mi señora y mi señora madre; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces mi cuñado y el cuñado de la hermana de mi señora; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces mi amante y la que en mí manda; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces mi discreta confidente, celosa indulgente, y mi recóndita amante; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces el acreedor de mis deudas y aquel al que mis deudas perdono; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces los hombres y mis entrañas; menos porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces el Cesar y Dios, salvando intereses patentes en largo y tenso conflicto, latentes desde el día en que dio comienzo la Eternidad; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces la mano que esconde la piedra y el brazo que la lanza a la cabeza de la mujer adúltera y mi corazón adúltero que fue el que adulteró con ella; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces mi día y mi noche, mi luz y mi sombra; menos mal porque tenía el corazón partío.
Han hecho las paces el fiel confesor que guarda mis secretos más íntimos y el vocero heraldo que los pregona a los cuatro vientos para que todo el barrio se entere; menos mal porque tenía el corazón partío.
¡Paz en la tierra y en el corazón de los hombres de buena voluntad!
Solo una trinchera hay donde los soldados que defienden a la patria madre no se han enterado que ya se ha firmado el armisticio final de esta guerra:
Ante el pelotón con los ojos vendados y mirando al frente, pecho al descubierto, el audaz guerrero rebelde y valiente escucha la voz con timbre de mando de la gran capitana que pregunta urgente:
-¡Responde!
-Elige y escoge: ¿El mundo o yo?
Pero él no responde y guarda un discreto silencio porque aún tiene el corazón partío.
Antes de morir pide tiempo muerto y, mientras medita, calcula los réditos:
Tras un breve instante, concluye tajante:
"-Por el bien de la paz y el fin de la guerra decido que es tiempo de dejar que el mundo crecido y bastante maduro, camine o reviente."
...
Él, como yo, que tenía el corazón partío y ya no lo tiene, no puede volver a cantar, como Alejandro Sanz:
"-Tengo el corazón partío."
Sonaría a hueco.
Tendrá que buscarse otro cantante a quien copiar, otra canción y otro estribillo.
Yo le sugiero que ahora que lo tiene reparado pero no le quedó bien del todo, trate de cantar "Corazón Loco", haciéndose acompañar por Antonio Machín, Bebo Valdés y Diego el Cigala:
"No te puedo comprender
Corazón loco
No te puedo comprender
Ni ellas tampoco
Yo no me puedo explicar
Como las puedes amar tan tranquilamente
Yo no puedo comprender
Como se pueden querer dos mujeres a la vez
Y no estar loco
Merezco una explicación porque es imposible seguir con las dos
Aquí va mi explicación
A mi me llaman sin razón corazón loco
Una es el amor sagrado
Compañera de mi vida y esposa y madre a la vez
Y la otra es el amor vivido
Complemento de mi alma al que no renunciaré
Y ahora ya puede saber
Como se pueden querer dos mujeres a la vez
Y no estar loco
Aquí va mi explicación
A mi me llaman sin razón corazón loco
Una es el amor sagrado
Compañera de mi vida
Esposa y madre a la vez
Y la otra es el amor vivido
Complemento de mi alma al que no renunciaré
Y ahora ya puede saber
Como se pueden querer dos mujeres a la vez
Y no estar loco."


viernes, 21 de septiembre de 2018

Ya me voy, no sé pa dónde.



Me voy; me llevan.
No se muy bien
si me llevan o me voy.

Me llevan por los caminos
a rastras y a empujones.

Y hasta el camino que elijo
en las bifurcaciones
lo elijo porque una voz
me susurra en el oído
a gritos porque soy duro
de escuchar las vibraciones
del susurro.

¡No me levantes la voz!,
le digo, mas no hace caso.
Ella a lo suyo: a mandar
y a encargar trabajos.

¡Y parece que soy yo
quien toma las decisiones!

En medio de este barullo,
sin alma caritativa
que medie en este conflicto,
yo me refugio en lo mío:

¿Será verdad lo que afirman
filósofos y otros testigos?:

¿Será verdad lo que dicen: 

que existe el libre albedrío?

¡Que enorme duda, Señor,
mayor que el "Ser o no ser"!
¡Desatáscame, Dios mío!
¡Desencállame la rueda
del carro en el desvarío!

Y ahora me voy, o me llevan,
no sé, a otro lugar y tiempo.
No sé si en bagaje de mano
se permiten pensamientos.
No he facturado equipaje.

Por si acaso, antes de irme,
quiero dejar lo que pienso.
Guárdamelo a buen recaudo
por si me pierdo y no vuelvo,
o por si vuelvo y me pierdo.






Locos de atar



-¿Habéis perdido el juicio?


Por las siglas de las siglas. Amén.

Me preguntas con la ladina intención de que te dé la razón en contra de tu adversario en el coso, en contra de tu enemigo en el ruedo, en contra de tu oponente locuaz en el sillón del congreso, en contra del que rebate con trampas y silogismos tus argucias amañadas para ganar el debate y lograr las ovaciones del público asistente y el voto de los votantes:

"-¿A quién van referidas tus palabras?"
...


Mis palabras van:

-Referidas a ese vecino con el que me cruzo dos o tres veces al día antes de salir al rellano.

La primera al afeitarme, con su cara embadurnada y su mirada curiosa y cargada de censura.

La segunda mientras me cepillo los dientes, farfullando unas palabras que ni él mismo las entiende y con cara de amargado.

La tercera cuando en el ropero, en un intento de vestirme con mis mejores galas, me pruebo como le quedan a mi estampa unas siglas nuevas con corbata mientras él, impertinente, me contempla con perversa indiferencia.

Las antiguas, las siglas de los siglos pasados, caducadas y obsoletas, las descolgué de sus perchas y las doné para el mejor provecho de los pobres en el contenedor de reciclado.

Y la cuarta ante la puerta, antes de marchar, mirando desde el otro lado del marco especular con cara de circunspecto, alegrándose en el fondo, y en la superficie también, de perderme de vista durante un largo rato, casi una jornada, en la que nuestras vidas y nuestras miradas dejaran de cruzarse, alzadas frente a frente, juez y reo, reo y juez, provocadoras, en acusaciones mutuas.


Esperemos que en los siglos de los siglos venideros consigamos llevar al paro y apuntar en las listas de desempleo al juez y al reo y perder el juicio y alegrarnos en el alma  cuando oigamos a nuestro alrededor  que alguien comenta señalándonos con el dedo refiriéndose a nosotros:

"-¡Mira!:  Esos dos han perdido el juicio."




P.D. (I)
Mis palabras no van dirigidas ni a favor ni en contra de nadie fuera de mí. Soy plenamente consciente de que lo que veo fuera no es sino el espejo y la proyección de lo que soy en una pantalla. Yo soy única y exclusivamente mi película. Y soy el espectador en mi butaca, protagonista, antagonista, coro y comparsa. Y alguna vez, las menos, el apuntador.

P.D. (II)
Por una vez fui el cobrador de la taquilla. Me largué con la pasta. Todo un tesoro. Desde entonces me andan buscando los antiguos amigos, que ya no lo son, y los buscadores de tesoros, mis nuevos amigos, que lo serán hasta lo que dure la búsqueda, hasta que me encuentren, si me encuentran...




domingo, 3 de junio de 2018

En un mercado persa








Vendedor de yuyos, quincalla y demás ferrería.
Vendedor de ferraris, de motos y utopías varias.

Ese es mi oficio.


También vendo sabios consejos de viejos, recién restaurados para usuarios nuevos, por hábiles manos de oficiales varios del taller de orfebre del rico anticuario.

Para mí no tengo.


Todo ello lo expongo en un puesto chiquito, debajo de un toldo, al fin del pasillo, en un mercadillo de todo barato, abierto en domingo.


Si quieres te pongo tres cuarto de libra de yerbas surtidas, romero, azafrán, cúrcuma y tomillo; un sabio refrán y un proverbio chino.


Junto a ello, en paquete aparte, te envuelvo a tu gusto, en papel de estraza que no contamina, los clavos de Cristo y un par de tornillos, que fueron sostén y seguro del eje del potro, ingenio y figura de la Inquisición, una institución con mucha cultura y gran tradición en nuestra nación que aún hoy perdura.


Te vendo un seguro de muerte inminente, contrato sin letra pequeña en su envés, que te garantiza apertura segura con entrada libre sin trato con Pedro, el portero, guardián a la Puerta del Cielo, con palco en reserva, sentado a la diestra del Padre y Señor.


Si eres musulmán, que escuchas atento el sermón del imán, un banco en el parque del Jardín del Edén y un Serrallo donde cien huríes, doncellas y bellas, acunarán tus sueños, velando el descanso y hartazgo darán a tu pecho hambriento y corazón sediento, sellando tu boca con enjambres de besos de amor con sabor a miel del panal de sus labios.


Y si eres Hurí, para ti dispongo en bandeja argentina, la inmensa fortuna de ser tú la una y las cien, doncellas y bellas, fundidas en una, que amaba y gozaba, y tú a una con él, el apuesto Sultán a la luz de la luna en las noches de blanco satén.


Un Ferrari usado, que ya no me sirve, tengo en mi garaje aparcado. Ese no lo vendo; lo doy regalado.


Un baúl de recuerdos del que no me acuerdo donde está guardado ni qué guarda dentro sellado.


Un cofre pequeño lleno de secretos y treinta monedas de plata, ganadas con la sangre y sudor de un Maestro y a cambio de un beso traidor en un huerto.


Una armadura oxidada de caballero que fui y una espada que corta como un bisturí y mucho mejor que tu lengua con su doble filo y mi lengua afilada en debates, disputas y contiendas mil acerca del 'tú' que es un 'yo' y sobre la existencia o no de Dios y del libre albedrío.


Ideas a espuertas; inventos a cientos. Futuros inciertos, llenos de esperanza; pacientes esperas, vestidas de novia y compuestas y en salas de espera de hostales, hospitales, hospicios, juzgados y audiencias.


Y yo, inocente de mí, esperando que una pera se caiga de un guindo y, sin perder la esperanza, ingrata, maldita, corazón de piedra, estar a la espera de que un día no demasiado lejano me ames, aunque no me quieras, antes de que el mundo sucumba y me entregue como prenda a la tumba o de que tú te mueras.


Casa solariega, orgullo de estirpe; de piedra angular con solera esculpida a mano, por fino artesano oficial de primera, a martillo y cincel en cantera.


Un canto rodado hallado en el surco abierto, labrando en mi campo baldío y desierto con reja y arado, donde siembro y planto cereal para el pan y cizaña a partes iguales, hortalizas y un árbol frutal y, junto a este canto extraído del barro primal, el Canto del Pueblo, que es mi propio canto.


Látigos, cilicios, flagelos y una mano experta en su hábil manejo que no hace distingo entre hueso y pellejo. Si quieres, te enseño en tu cuero su funcionamiento.


Tres canciones tristes, rellenas por dentro de llanto, lágrima y lamento; milonga, bolero y un tango, para dar consuelo a tanto dolor y quebranto y a tan gran sufrimiento. Si quieres y aún te sobra tiempo, ahora que estamos a solas, te canto un fragmento.


"Nadie me ama, nadie me quiere...
Lloro en silencio mi desventura..." 
(Nat King Cole)

...triste es mi vida...


O, si lo prefieres,
te rezo un memento o un miserere,
oración que acompaña al difunto allá donde fuere.


"¡Qué solos se quedan los muertos!"



... ... ...


¡Espera un momento!
¡No huyas, cobarde!


No te vayas aún. Tengo más ofertas.
Te vendo una moto en perfecto estado.
No la necesito. Me basta un triciclo a pedales.


Abandono el puesto.
Me voy a hacer el camino
que queda rodando y andando.


Y por todo equipaje...
cayado, farol, reflexión y un hatillo.


Todo eso y mucho más, el resto del tenderete,
te lo cambio por un gramo de voluntad 
para dejar de quererte, 
tirana inconfesa.


Y acto seguido, si aceptas,
después de pesado y medido,
te regalo también la balanza
con la cajita dorada de pesas.


¿Qué me dices? ¿Aceptas?







viernes, 11 de mayo de 2018

Una mano de pintura



Le he pedido prestada sin permiso a mi amigo y cuñau, martín 
el bueno, el más tunante de entre los tunos adosados a mi sangre,
su patera sin pintura y oxidada, rescatada de la dársena olvidada
donde pace y se solaza a voluntad y reproduce a placer y sin control 

el muy apreciado por el chef y orgulloso bogavante,
con objeto de trocarla por el arte de mi experta y hábil mano delicada
en un flamante, boyante y bogante velero bergantín.
Bloga, bloga, marinero en tu barquito velero…



Informe pericial y presupuesto de reparación:


Necesita una mano de pintura esta patera,
previo lijado y limpieza de la herrumbre,
que es del hierro y del acero podredumbre,

como lo es del alma humana la certera
sinrazón de llenarle al usurero la cartera,
y el arcón al avariento prestamista financiero,

con espuertas rebosantes de dinero
y serones con doblones de oro y plata
y bolsones con monedas y divisas extranjeras

y heredades de fortunas indivisas;
y no me refiero a la del tío pobre renegado,
relegado al olvido y sin camisa.


Necesita una mano de pintura esta patera,
previo lijado y limpieza de la herrumbre,
que es del hierro y del acero podredumbre,
como lo es del alma humana la frontera

que divide y que separa desgarrando corazones
por conflictos sin motivos ni argumentos ni razones,
sin valor más consistente que el embuste,
el fraude, el autoengaño, la mentira y la quimera.


Necesita esta patera otra mano de pintura
pues hay que inaugurar periplo nuevo
en esta travesía y una nueva botadura.

Necesita una mano de pintura esta patera a buen seguro,
pues tal como se ve, nadie da por ella ni te ofrece,  
ni la cuarta parte, que es mitad de medio duro.


Rebosante está la caja fuerte de lingotes en el banco del banquero
y la llave que lo guarda en el cajón del escritorio;
y en la cumbre del montón un promontorio
con montañas relucientes de diamantes en bruto y de brillantes.

conseguidos con el uso desmedido y la costumbre
de sangrar las vetas de la tierra y las venas ya medio vacías del minero,
del esclavo temporero sin contrato laboral y del obrero   
y del autónomo empresario, en continua incertidumbre;

que a duras penas consiguen culminar su fin de mes
con su mísero salario
y pagar al conde-duque y al marqués
los impuestos añadidos al erario,

Impregnada está su camisa de sudor y de roja hemoglobina
del amigo compañero por la causa de un barreno
y sembrado el corazón de miedo y desazón,
de rabia e impotencia, de rebelión e inquina.


Cuando esté sonrosada en el árbol la manzana
y en la cepa la racima derrame sus granos por madura
la tomarán entre sus manos con auténtica dulzura
y exquisita atención el hortelano, el jardinero y cosechero;

de la manzana la sidra y el cava de la uva
se llenarán las botellas que se quiebren
contra el casco renovado en el brindis
por la nueva singladura.


Ese día, cuando luzcan en el cielo los azules
y repiquen a fiesta en domingo las campanas,
escapará deslumbrante mi bajel por la bocana
en busca de otros mares y de nuevos estambules. 






El cruce del Misisipi. Feliz año nuevo 2018 (y_2019)



"Al pasar la barca
me dijo el barquero:
Las niñas bonitas
no pagan dinero.
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser... “


Hemos cruzado el Misisipi, o casi.
Hemos cruzado el Ebrio y el Rubicón,
el Río de la Plata, el Amazonas y el Ganges;
el Indo, el Nilo y el Volga; el Tiber y el Po;
la Rhone, la Garonne et la Loire.


Hemos cruzado el Río Piedra
y antes de cruzar y después,
sentados sobre una piedra,
a su orilla hemos llorado.


Hemos cruzado el Guadiana,
después de abrirle los ojos,
por no dejarle dormir
cumplida la madrugada,
el Guadalquivir y el Guadalete.


Hemos cruzado el Genil
para llegar a La Alhambra,
allí donde Bohabdil
dicen que como mujer
lloró y lloraba,


obligado a abandonar
el su Serrallo en Granada,
teñido con la añoranza  
de noches dulces de amor
en brazos de sus huríes cristianas,


conquistadas en asedios
a las Torres de León,
otrora cuan siendo apuesto
y gallardo joven, cabalgaba
su montura jerezana


al frente de sus mesnadas,
que luego llamaron "hordas",
por bien ganar su soldada,
cronistas que hacen historia
para el que gana batallas,  


¡Qué cosas tiene la historia,
que cuando tronos se ganan
se pierde toda memoria!


Hemos cruzado alambradas
con sus alambres de púas
y abierto con las ganzúas
cancelas de las murallas.


Hemos saltado las vallas.
Hemos borrado fronteras
de las cartas y en los mapas;
hemos desmontado aduanas


y con los aranceles viejos
hemos hecho monigotes
y confetis de papeles, rositas de pitiminí,
confeccionado guirnaldas,
serpentinas y oropeles, origami y organdí.


Hemos brindado con besos,
abrazos, champán y cava.


Hemos lavado ofensas, rencores y desamores
con el jabón del perdón
y con el agua dulce sin cal ni mal
de la amante y amorosa bendición.


Sigamos para adelante
y mirando al frente
y evitando la estéril conversión
en monumento de sal


por gritarle con rencor, veneno, aguijón,
rabia y saña, mientras el cielo se hunde,
al que tanto te mortificó y vejó
y que tanto y tanto te j...:


"¡Bien te está!"
"!Me alegro por tu desgracia!"
"¡Mal haya la araña que a mí me picó!"


Del diecisiete, La Estrella, al dieciocho, La Luna,
y como mapa guía una carta del Tarot,
montados en La Carreta conducida por El Loco
con dirección rumbo a El Sol.


Caminemos poco a poco
con el paso de El Anciano a la luz de su farol;
que él ya conoce el camino
que tantas veces anduvo


y seguirá recorriendo mientras le quede resuello
y en la vela cera y pábilo y voz en garganta y cuello
y fortaleza en su alma y en su mano
para empuñar un bastón.


Hemos cruzado valientes
como el Cesar conquistador
tras de conquistar las Galias
el Rubicón prohibido.


Vamos a hacer una hoguera
con las naves cortesanas,
las que Cortés no quisiera;
y con las banderas trapos;


y artesanos con las tropas;
y guiñapos con las velas;
y vendas con los harapos
de foques y contrafoques.


Indultaremos al palo mayor
que será plantado en lo más alto
del osado promontorio
y con él la canastilla


adquirida a un comerciante,
traficante de eneas, mimbres y cañas
en el puerto de Sevilla,
y a Rodrigo de Triana, tenor,


cantor y autor de aquella bella romanza
que tanto furor causaba
tras las veladas de amor
y las tardes noches de pitanza.


"¡Barco a la vista!"


(¡Qué vista tiene el señor!)


(¡Y qué voz tan austera y grave
de divo y genial artista!)


Y el capitán que todo lo sabe
lo ha puesto en un puesto clave
para que pase a la historia
por su vozarrona grave,


que, atravesando centurias,
y contemplando milenios,
se escuche a través del tiempo,
antes de que el tiempo acabe.


Y como el tiempo se acaba
para mi relato breve
y en mi página no cabe ya más tinta,
me voy con mi mente encinta


hasta el otoño que viene
en el que si Dios no media
ni lo remedia quien puede,
os obsequiaré de nuevo


con mis retoños de invierno
antes de que la paciencia
santa que ya no tenéis
opte por mandarme al cuerno.


El titulo ya sabéis:


"¡Feliz año nuevo dos mil diecinueve!"


Lo bueno, si breve, bueno.
Lo breve en copa de cava
para el ebrio que no bebe
y una gota le emborracha.


Para los que palmas dais
mientras el concierto acaba
y desde Viena escucháis,
un río se me olvidaba.


Voy a ponerle remedio
como arca para el Diluvio;
justo es ello y ello es obvio:
Su color es el azul


vestido en aguas de gala,
enagua de gasa y tul
y su nombre es el Danubio.


¡Viva Mozart! y ¡Viva Straus!


Con este pícolo verso,
cuesta abajo y en picau,
hermanas, cuñadas todas,


nueras, yernos y cuñaus,
ramas al tronco adosaus,
de otro madero injertaus,


hijos e hijas de esposa,
esposa, diosa y amante,
sacada de mi costau


por un cirujano errante,
para dormir a mi lau,
con un bisturí secante


como cuchillo afilau:
hijos de otras olvidaus,
abandonaus por un padre,

amigos de mi universo,
camaradas del Imserso,
daos todos por besaus.


Ah!, Y se me olvidaba el Rin,
que así es como suena el timbre
en Basilea y en Berlín
cuando lo pulsa el cartero,


que siempre llama dos veces
antes de entrar sin llamar
en puertas que, sin aldaba,
se abren con solo empujar,


ni un pastor junto al portal
que adore a un niño que duerme
sin el pudor de un pañal
en canastilla de mimbre


y que se deja adorar
sin berrear ni llorar.


Ese mensajero acude
para entregarte esta carta,
que algunos llaman postal;
que va sin sobre ni timbre
porque es un tiempo pascual.