viernes, 20 de febrero de 2015

!Atención!: POESÍA, ¡Peligro!, ¡Aviso para navegantes!


Queridos amigos poetas que sentís la poesía como el aire que respiráis: 

-Perdonad mi irreverencia:


La poesía es peligrosa y tiene sus riesgos, quiero advertiros a vosotros, amigos míos, propensos a extasiaros con sus elixires y a embriagaros con sus vapores. Lo sé por experiencia propia. También sé por propia experiencia que nadie escarmienta en cabeza ajena.

Es por ello que quiero hacer mi pequeña aportación con base rigurosamente científica como demostración de mi verdad, esa que intuyo que algunos escépticos compulsivos ponéis en duda.

El siguiente análisis es un extracto de un comentario de texto más amplio (*) que tuve el gusto, el placer y  la obligación de realizar para lograr el preciado aprobado "cum laude" en la clase de Creación Literaria de la Universidad de la Experiencia de La Rioja donde he estado cursando mis recientes estudios en estos últimos años :



Luis de Góngora
Soneto

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;                                        lirio

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncada                                        violeta
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.




Comentario:

El acento rítmico está situado en cada verso en las sílabas 1 ,6 y 10.
Esto hace que en el conjunto de toda la composición los golpes del martillo en el yunque, o del palillo en el tambor, se repitan con una periodicidad de 1,5,4,1,5,4, 1,5,4,1…

Según las leyes de la física, en concreto de la mecánica ondulatoria, esto es lo que le concede especial poder a la poesía, mucho más que la sonoridad de la rima, ya sea esta consonante o asonante.

La palabra por sí misma ya tiene un poder considerable, ya sea hablada o escrita, pero en el caso de la poesía mucho más.

Es esto están de acuerdo tanto teólogos como matemáticos y físicos cuando enunciaron el primer teorema en el albor de los tiempos: 

Y EL VERBO SE HIZO CARNE

Ahora sólo queda convencer a los literatos y a los filósofos. Y aquí entro yo:

Los mandos militares cuando desfilan ordenan romper el paso a sus legionarios cuando se ven obligados a cruzar un puente. Aunque el sargento no sabe muy bien por qué, acata la orden que le llega de su superior sin rechistar, que rechistar no es lo suyo, y los soldados le obedecen, que obedecer sí es lo suyo, porque por encima de todos ellos, en el orden jerárquico se entiende, hay quien sí ha estudiado y tiene algunas nociones de música, especialmente de trompetas, especialmente las de Jericó, de física y de matemáticas.

Conocen por experiencia los desastres de la guerra y los del efecto doppler desde los tiempos de Josué. Siete vueltas cada día, siete días cada semana, siete ejércitos haciendo sonar las trompetas de forma calculadamente armónica por los expertos ingenieros generales de brigada de la brigada de pontoneros y trompeteros, hizo derrumbarse la más segura de todas las murallas de la antigüedad.

Los poetas también sabemos algo de eso. Los puentes hay que cruzarlos en prosa. El ritmo del  verso es peligroso sobre todo si el poema es largo. Con un soneto no hay peligro, apenas catorce versos, pero imaginaos  un romance, el poema del Mío Cid, por ejemplo. Rodrigo Díaz no habría conquistado Valencia si no hubiera mandado callar y descansar al bardo antes de cruzar los ríos existentes entre Burgos y las tierras de los moros, a no ser que estos se pudieran vadear.

Por  otra parte sabemos que la poesía puede fácilmente desatar trenzas de doncellas recluidas en estancias de castillos de padres nobles y señores que la prosa lisa y llana difícilmente hubiera podido lograr.

En tiempos no tan lejanos y remotos pero sí lo suficiente como para estar ya próximos al olvido, autores como Gustavo Adolfo Becker y en especial don Ramón de Campoamor han ayudado a derribar si no murallas, sí muros de contención en los salones de baile del pasado siglo XX, cuando ante lozanos cuellos, cabellos, labios, blancas frentes y otros bienes se alzaban desdenes y menosprecios para defendellos.








(*) El trabajo completo está publicado en mi blog de la Universidad de la Experiencia:  Perdonen mi atrevimiento; pasaba por aquí...

jueves, 19 de febrero de 2015

El pecio de mi patera



EL PECIO


Esto es todo cuanto queda de mi barquilla varada.


El pecio de mi barquilla a orillas del mar de Tetris
encallado y silencioso…  callado… guarda silencio…
 y aunque aparenta dormido… vela y vigila… y alumbra…
con su velita encendida… con su llamita despierta…
con su corazón alerta… para sentir la Consciencia
y el palpitar de  la Vida.

Duerme y vela sin su vela…
vela y duerme sin su ancla,
sin su timón, sin su quilla
 y sin su palo mayor…
aquel por el que subía
el grumete lazarillo
con su farolillo guía
y su catalejo al hombro
hasta la cesta vacía
para llenarla de asombro…

Vigía que vigilaba,
ojo avizor penetrante
atento al fugaz instante,
oteando un horizonte
que se le esconde distante
desde poniente hasta oriente
y desde sur hasta norte
para gritar: “¡A la vista!”
cuando divisa una bella
tierra ignota y desprovista
de defensiva muralla
que se le ofrece en conquista
como una virgen doncella
  con quien entablar batalla
para vencella y amalla…
  
 O al enemigo corsario
que en su temido bajel
navega con viento en popa
desde Estambul hasta Europa
bajo un pendón adversario
por la vega de papel…

Navega, velero mío,
por estos mares profundos
sin temor al desvarío...


No tengas miedo a la suerte
que te concede el  destino.
 No tengas miedo a la muerte
que te conduce al olvido.


KALPA



TODO LO QUE HA SIDO ES LO QUE SERÁ
Y LO QUE ES LO QUE VOLVERÁ A SER.