jueves, 19 de febrero de 2015

El pecio de mi patera



EL PECIO


Esto es todo cuanto queda de mi barquilla varada.


El pecio de mi barquilla a orillas del mar de Tetris
encallado y silencioso…  callado… guarda silencio…
 y aunque aparenta dormido… vela y vigila… y alumbra…
con su velita encendida… con su llamita despierta…
con su corazón alerta… para sentir la Consciencia
y el palpitar de  la Vida.

Duerme y vela sin su vela…
vela y duerme sin su ancla,
sin su timón, sin su quilla
 y sin su palo mayor…
aquel por el que subía
el grumete lazarillo
con su farolillo guía
y su catalejo al hombro
hasta la cesta vacía
para llenarla de asombro…

Vigía que vigilaba,
ojo avizor penetrante
atento al fugaz instante,
oteando un horizonte
que se le esconde distante
desde poniente hasta oriente
y desde sur hasta norte
para gritar: “¡A la vista!”
cuando divisa una bella
tierra ignota y desprovista
de defensiva muralla
que se le ofrece en conquista
como una virgen doncella
  con quien entablar batalla
para vencella y amalla…
  
 O al enemigo corsario
que en su temido bajel
navega con viento en popa
desde Estambul hasta Europa
bajo un pendón adversario
por la vega de papel…

Navega, velero mío,
por estos mares profundos
sin temor al desvarío...


No tengas miedo a la suerte
que te concede el  destino.
 No tengas miedo a la muerte
que te conduce al olvido.


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