La página que estabas buscando en este blog no existe.
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Estoy casi convencido de que el soporte más consistente para dejar escrito en él algo que pretende ser eterno es el viento. Ni la roca, ni el acero. Ni tan siquiera el papel. Aunque tal vez sí…, tal vez haya algo todavía más permanente: el corazón de un amigo.